Leísmo, laísmo y loísmo. Qué son, sus orígenes y cómo evitarlos

Leísmo, laísmo y loísmo. ¡Tranquilos, no es un trabalenguas! Sino son formas incorrectas de utilizar los pronombres le, la y lo.

Antes de adentrarnos en la teoría, veamos unos ejemplos prácticos que nos aclaren qué son exactamente el leísmo, el laísmo y el loísmo. 

Nuestro punto de partida será la frase: “He dejado dinero a María”.

Si omitimos “María”,
la forma correcta de decirlo es: le he dejado dinero
la forma incorrecta de decirlo es: la he dejado dinero (este es un ejemplo de laísmo)

Otro ejemplo:
Compré el coche en enero 

Si omitimos “coche”,
la forma correcta de decirlo es: lo he comprado en enero
la forma incorrecta de decirlo es: le he comprado en enero (este es un ejemplo de leísmo)

Último ejemplo:
A Pablo le ofrecieron trabajo

Esta es la forma correcta de decirlo.
Pero, la forma incorrecta sería: a Pablo lo ofrecieron trabajo (este es un ejemplo de loísmo). Y suena muy mal.

 

¿Cuál es el origen de estos errores? 

El español es una lengua derivada del latín, por lo que estos pronombres nacieron respetando la morfosintaxis latina. Pero, había un pequeño “fallo”, ya que tenían carencias de género. Entonces entre las cortes del área centro-norte peninsular (Madrid, Segovia, Toledo, etc.)  se empezó a forjar un sistema que prestaba más atención al género y que favorecía el uso del leísmo y del laísmo. 

Esta “nueva forma de hablar” se impuso con más fuerza durante el Siglo de Oro con autores como Cervantes, Tirso o Quevedo y, como la RAE en sus principios era bastante clasista y pretendía imponer el español de los cultos, hizo que el leísmo y el laísmo prevalecieran sobre cualquier otra forma de expresión.

Fue la misma RAE que en 1796 condenó el laísmo y el leísmo, aunque en Madrid y en zonas del norte peninsular, se sigue encontrando este tipo de error.

Dato curioso: en Andalucía (y también en América Latina) nunca llegó el sistema que impusieron en su época las cortes y se mantuvo el sistema etimológico basado en la sintaxis latina.

Trucos para no equivocarse 

La elección entre un pronombre u otro depende en esencia de que funcione como complemento directo (la/lo) o indirecto (le).

  • “Lo” se emplea como complemento directo, solo para el caso del masculino. (Ej: el coche lo compraron en enero)
    • “La” también se emplea como complemento directo, pero para el femenino. (Ej: La planta la colocaron en el balcón)
    • “Le” se emplea como complemento indirecto, tanto para el masculino como para el femenino (Ej: le dijeron la verdad – a ella o a él)
  • “Le” no se considera apropiado para animales o cosas


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